(Primera parte)
Las cuentas nacionales, al medir la riqueza creada mediante indicadores como el PIB, soslayan la destrucción de recursos naturales y daños a la salud humana en que se incurre. Se nos dice, por ejemplo, que una economía crece, pongamos, al 3, al 4 por ciento, mas se oculta que para lograrlo fueron destruidas miles de hectáreas de bosque, se contaminaron cuerpos de agua y se provocaron enfermedades en miles de personas, cuyas curaciones sencillamente no aparecen en las cuentas.
De esta forma se tiene una visión unilateral y distorsionada del desempeño económico, y se oculta que, en la búsqueda de la máxima ganancia en el menor plazo, el capital actúa como el gran depredador ambiental, algo que hace de dos formas: primero, de manera directa, las empresas extraen, sin freno alguno, recursos para materias primas, o en industrias como la minera y la petrolera; pero no sólo en las extractivas: en general, recurren a las llamadas externalidades negativas, trasladando sus costos a la sociedad para aumentar las utilidades; por ese medio, las enfermedades de millones de personas y la destrucción y agotamiento de recursos naturales generan ganancias.
La segunda forma de daño, indirecta, es empobreciendo a masas crecientes de población, llevándolas a situación de hambre, extrema necesidad y desesperación, que las empuja a atentar contra el medio ambiente para sobrevivir.
Creo que estamos en un momento muy fuerte en el que efectivamente el dinero mueve a las autoridades y se está acabando con la naturaleza y por consecuencia, también con nuestra calidad de vida.
ResponderEliminarDebemos buscar formas de producción más sustentables
ResponderEliminarEsquí desde un principio todo esto se debió prever, pero tenemos algo ahora que se llama responsabilidad social!
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