La relación entre economía y política, la primera como causa y la segunda como efecto cuando se las observa desde cierto ángulo y en un momento determinado del desarrollo social, y luego, cuando se las estudia en otro momento y desde otro punto de vista, el cambio recíproco de sus papeles no es un descubrimiento reciente y novedoso de las ciencias sociales, sino una sencilla verdad que se conoce a pesar de lo cual, el estudio del desenvolvimiento de los distintos países pone en evidencia que muy poca es la importancia que se concede a dicho postulado, y más poco todavía es el esfuerzo para extraer del mismo sus consecuencias más significativas y para aplicarlas a la vida y al desarrollo de las sociedades de esos mismos países.
Cada día que pasa se vuelve más evidente que el mundo “unipolar”, con una única potencia dominante y con un único sistema económico obligatorio para todos, el de “libre mercado” como receta de eficacia universal, sin matices ni variantes, para todas las naciones, con independencia de su historia, de sus recursos naturales y humanos, de su ubicación geográfica y de su cultura ancestral, hace rato que entró en una fase crítica que pone en entredicho la eficacia de la famosa “mano invisible” del mercado que todo lo ajusta, lo regula y lo gobierna automáticamente, garantizando a cada quien la plena satisfacción de sus necesidades y provocando su total conformidad con este modo de producir y distribuir la riqueza social.
La crisis, situación intolerable de pobreza y desigualdad que se agrava a cada hora que pasa, la que está provocando que cada vez más organizaciones sociales y políticas, más intelectuales no atados orgánicamente al sistema, más líderes de masas estén hablando con más frecuencia y con mayor énfasis sobre la estrecha relación entre economía y política. De donde deducen que el remedio a las calamidades debe necesariamente empezar por cambiar el modelo político, es decir, el sistema “democrático”, altamente defectuoso e infuncional en que nos movemos.La democracia está secuestra y una tarea primordial es darle libertad y se vuelva así, en una verdadera democracia. Entonces, el mundo está lleno de lágrimas... y hay que liberar a la democracia.
¡Muy buen texto, Miguel! Dejo esta consigna del Foro Social de Educación Popular: “La democratización de las sociedades pasa necesariamente por la democratización del conocimiento”.
ResponderEliminarBuena consigna Fer. Saludos. Gracias por el comentario.
ResponderEliminarEfectivamente urge que haya un cambio desde la forma de gobernar, hasta el interés del gobernante por el verdadero bienestar del país.
ResponderEliminaryo creo que es al revés, la política como causa y la economía como efecto, puedes tener la mejor economía en tu país pero si tu política es tan pobre jamás va a redituar. Debemos trabajar primero en la política y seguramente obtendremos una mejor economía. Saludos. Magda
ResponderEliminarExacto,De donde deducen que el remedio a las calamidades debe necesariamente empezar por cambiar el modelo político!!!
ResponderEliminar¡Excelente idea!¡Seguiré leyendo!
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