miércoles, marzo 16, 2016

Me gustas Democracia porque estás como ausente

En México y en el mundo, tenemos una democracia de gestos, de apariencias, de discursos y de maniobras complejas, muy elaboradas y difíciles de captar por la gente común, pero no por eso menos ciertas y de efectos menos graves para las mayorías. 

Ese aparato al servicio de la farsa y de la impostura logra engañar al público, le hace creer que es real que él es quien elige a sus gobernantes y que estos son, por tanto, los genuinos representantes de su voluntad y de sus intereses. 

LA OXFAM dijo en algún documento que  nada de esto es cierto. La verdad es que la concentración de la riqueza de México y del planeta, exige necesariamente una concentración del poder de igual intensidad y prácticamente en las mismas manos, para garantizar la permanencia y la reproducción ampliada de los privilegios y el poder económico que la primera detenta. 

La democracia es una ficción, es una máscara que cubre el rostro de la dictadura de las élites del dinero, las cuales imponen al resto de la sociedad no sólo las decisiones más trascendentales para la vida de todos, sino también el tipo de gobierno y las personas que habrán de ejercerlo, de modo que se cumplan puntualmente las decisiones previamente tomadas. 

La democracia está secuestrada por las pequeñas élites, dice la OXFAM y, por tanto, también están secuestrados por ellas el Estado y el gobierno. Por esta razón es que resulta ingenuo esperar que los cambios económicos de fondo, como el mejor reparto de la riqueza, provengan de esos gobiernos; que sean ellos los que tomen la iniciativa para un verdadero combate a la pobreza, a la desigualdad y a la marginación.

Una de las acciones o tarea inmediata sería democratizar todo el poder, ponerlo todo en manos del pueblo y al servicio de los que ahora no lo tienen y que piden representar un cambio económico y político, con dependencia, quizá sí, pero nos en lo sustancia.

El mundo está lleno de lágrimas...

La relación entre economía y política, la primera como causa y la segunda como efecto cuando se las observa desde cierto ángulo y en un momento determinado del desarrollo social, y luego, cuando se las estudia en otro momento y desde otro punto de vista, el cambio recíproco de sus papeles no es un descubrimiento reciente y novedoso de las ciencias sociales, sino una sencilla verdad que se conoce a pesar de lo cual, el estudio del desenvolvimiento de los distintos países pone en evidencia que muy poca es la importancia que se concede a dicho postulado, y más poco todavía es el esfuerzo para extraer del mismo sus consecuencias más significativas y para aplicarlas a la vida y al desarrollo de las sociedades de esos mismos países.

Cada día que pasa se vuelve más evidente que el mundo “unipolar”, con una única potencia dominante y con un único sistema económico obligatorio para todos, el de “libre mercado” como receta de eficacia universal, sin matices ni variantes, para todas las naciones, con independencia de su historia, de sus recursos naturales y humanos, de su ubicación geográfica y de su cultura ancestral, hace rato que entró en una fase crítica que pone en entredicho la eficacia de la famosa “mano invisible” del mercado que todo lo ajusta, lo regula y lo gobierna automáticamente, garantizando a cada quien la plena satisfacción de sus necesidades y provocando su total conformidad con este modo de producir y distribuir la riqueza social.

La crisis, situación intolerable de pobreza y desigualdad que se agrava a cada hora que pasa, la que está provocando que cada vez más organizaciones sociales y políticas, más intelectuales no atados orgánicamente al sistema, más líderes de masas estén hablando con más frecuencia y con mayor énfasis sobre la estrecha relación entre economía y política. De donde deducen que el remedio a las calamidades debe necesariamente empezar por cambiar el modelo político, es decir, el sistema “democrático”, altamente defectuoso e infuncional en que nos movemos.La democracia está secuestra y una tarea primordial es darle libertad y se vuelva así, en una verdadera democracia. Entonces, el mundo está lleno de lágrimas... y hay que liberar a la democracia. 

Reorientar la vida económica y política de una nación con la democracia

La "lucha por la democracia" es la forma en que las capas y grupos desplazados del poder, pero que se sienten con derecho a él, traducen y aprovechan las coyunturas del descontento popular que se debe, siempre, a causas de orden muy distinto, totalmente materiales y tangibles. 

Pero el reto consiste en no olvidar al hombre; en no olvidar que la política, aún la más "científicamente elaborada", no es nunca más que un medio o, mejor dicho, un conjunto de medios cuyo fin no es, ni puede ser otro, que el de resolver a satisfacción las necesidades vitales, materiales y espirituales, de un conglomerado humano.

La "democracia", como quiera que se le entienda, no puede ni debe ser otra cosa que el instrumento para poner en practica la decisión de reorientar la vida económica y política de la nación hacia los intereses populares, entendidos éstos como la esencia y la razón de ser de todo estado y de todo gobierno.

Por ejemplo, la gran aportación de Maquiavelo a la ciencia política moderna consistió en descubrir que, a pesar de todas las realezas heredadas de sangre, a pesar de todos los designios divinos del príncipe, éste, sí de verdad quiere gobernar en paz y prosperidad, tiene que contar con el apoyo, con el “consenso” mayoritario de su pueblo. De lo contrario, de nada valdrían maniobras, amenazas o astucias.

El problema actual es cómo reconquistar y retener el apoyo y la simpatía de las mayorías populares. La respuesta es no olvidarse del hombre vivo y sufriente a cambio de arreglos cupulares sobre esquemas teóricos de democracia abstractas. No olviden dejar sus comentarios.