(Segunda parte)
En México no existe propiamente una industria automotriz nacional, ello no obstante que ocupamos el cuarto lugar mundial en exportación de automóviles; pero no nos hagamos ilusiones, esto es más bien el uso del territorio nacional y la mano de obra barata para ensamblar aquí los carros a bajo costo, sobre todo laboral, y venderlos luego en otros países con un margen de ganancia mucho mayor, en condiciones más competitivas que si se hubieran fabricado en países con altos niveles salariales. Igualmente, no tenemos industria aeronáutica, como sí tiene Brasil con Embraer; importamos todos los aviones. Los sectores de maquinaria agrícola y pesada están dominados también por empresas extranjeras. La industria refresquera está en manos de Coca-Cola y Pepsi, que combinadas controlan el 89 por ciento del mercado.
Las empresas cerveceras y de otras bebidas alcohólicas “muy mexicanas” corren igual suerte: el Grupo Modelo es ya en gran parte propiedad de Anheuser-Busch InBev; tequila Don Julio fue adquirida por la británica Diageo; tequila Cazadores, por Bacardí; Herradura, por la estadounidense Brown Forman Corporation, y Sauza, por Beam Future Brands, sólo por dar algunos ejemplos de cómo la tradicional bebida es crecientemente propiedad de extranjeros, y de nacional sólo le queda el nombre. La industria juguetera y la cinematográfica han sido igualmente afectadas por la competencia extranjera, sobre todo china y estadounidense, respectivamente; de la época de oro del cine mexicano nada queda.
No existe una industria mexicana de computadoras; todo lo compramos a los productores estadounidenses, chinos, etc., incluyendo los antivirus, por cierto, un jugoso negocio donde hay quienes se dedican a crear virus para luego vender la protección. En el sector minero es frecuente saber de empresas que luego de extraer la riqueza del subsuelo emigran dejando una secuela de contaminación.
En producción de alimentos las cosas no están mejor. Según datos del Doctor Manuel Villa Issa, investigador del INIFAP: “Los técnicos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), indicaron que México compra del extranjero, principalmente de Estados Unidos, 43% de los alimentos que consume, lo que representa una gran dependencia alimentaria. Esto significa que entre los 40 países más importantes del mundo, México es el segundo país importador de alimentos en términos per cápita, después de Japón”.
En ponencia del mismo autor en el Estado de México, la prensa registró su siguiente declaración: “México estaría importando en 18 años más del 80% de los productos que consume la población, si no modifica de manera radical su política alimentaria, según estudios de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Manuel Villa Issa, investigador de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) recordó los análisis en los que la FAO advirtió la problemática que se presentaría en el país para el 2030.” (El Universal, 27 de febrero 2012). En una palabra, peligrosamente empresas extranjeras controlan cada día en mayor medida lo que comemos.