El capital como poder de élite y sobre la voluntad popular
Es derecho ciudadano (De acuerdo al artículo 35 constitucional), poder ser votado para todos los cargos de elección popular. Teóricamente, cualquiera con sus derechos a salvo puede ser presidente municipal, diputado, senador, gobernador o presidente de la República.
Supuestamente, todos somos iguales ante la ley, la famosa igualdad jurídica, mas la realidad se resiste a ese mandato de papel, pues como es propio de los países capitalistas, en México este precepto jurídico es nugatorio: lo anula la desigualdad
económica. Dice Joseph Stiglitz en su obra El precio de la desigualdad que la democracia se funda en el principio de una persona un voto, postulado que en la realidad ha sido remplazado por un dólar un voto, de manera que quienes más dinero tienen, más poder tendrán para elegir gobernantes y manejarlos a conveniencia, privilegiando así al capital sobre el interés social en la política de Estado.
Y el problema se agudiza: conforme la desigualdad aumenta, la base económica y social de la democracia se erosiona peligrosamente. Al respecto, "Stiglitz cita a Paul Krugman, premio Nobel de Economía: “La extrema concentración del ingreso es incompatible con la democracia real. ¿Puede alguien negar que nuestro sistema político está siendo pervertido por la influencia del gran capital, y que la perversión está empeorando conforme la riqueza de unos cuantos se hace más grande?”
Así el capital se asegura la subordinación de los políticos, y se impone el poder de la elite económica sobre la “voluntad popular”, reducida a mera pantalla para ocultar al primero.
Definitivamente las influencias y el poder adquisitivo siguen siendo los factores decisivos para que alguien "común y corriente", pueda aspirar a puestos importantes en el gobierno.
ResponderEliminarPor favor revisen el Artículo 35! constitucional!!!
ResponderEliminar¡Muy buen artículo!¡Seguiré leyendo!
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